Queremos tanto a la televisión: breves notas de un medio que vive

Queremos tanto a la televisión: breves notas de un medio que vive

Construimos rituales para verla, nos da historias y temas de conversación; probablemente algo de nuestra experiencia de realidad social está conectada a ella. Es difícil ignorarla.  En Argentina, hace 74 años fue su primera transmisión con la reproducción de un acto político con un discurso de Eva Duarte de Perón en Plaza de Mayo.

Hay muchas probabilidades de que los primeros contactos con imágenes en movimiento, en nuestras vidas, hayan estado asociados a la televisión y al cine. Si nos preguntan por eso, buscando en la memoria conectamos con una escena asociada a esos medios de comunicación en la respuesta. 

El pasado 17 de octubre conmemoramos 74 años de la primera transmisión de televisión abierta en nuestro país. La televisión no comenzó ese día de 1951. Es difícil hacer una cronología lineal de un artefacto como ella que despierta tantas emociones, opiniones, lecturas a favor y en contra, pero que no ha sido indiferente para sus audiencias a lo largo de casi tres cuartos de siglo.

Hay muchas formas de ser de la televisión. Es un ente con muchas máscaras. Según quién la produce, en qué contexto, lo que elige contar pero también lo que negociamos interpretar en su pantalla, cuánto dinero quiere hacer con su producto o a quién quiere ayudar como su servicio, si es pública, privada, universitaria o cooperativa. 

Si nos basamos, un poco arbitrariamente, en algunos momentos de su historia y su materialidad, podemos nombrar permanencias a lo largo de este tiempo. Una de ellas es que es una tecnología de la comunicación. Es producto de un marco de conocimientos para su desarrollo y promotora de prácticas sociales con sus usos. Como dijo Raymond Williams, hay inventos que cambian la forma de pensar la comunicación y las comunicaciones son siempre formas de relaciones sociales. Con el paso del tiempo hemos podido vivir algo de ello a través de la TV y de otros medios.

En primer lugar, la televisión vino a fortalecer la comunicación inmaterial y a distancia que la radio instaló pocos años antes. Desde sus inicios fue un medio de comunicación que no necesitó de cables como el teléfono y el telégrafo. Las ondas emitidas por su antena no transmitieron sólo sonido, agregaron una imagen precaria de definición en una pantalla luminosa, similar a la del cine pero en pequeña escala.

Si la televisión es una tecnología, es una forma de cultura, es un texto y un discurso, y esa inmaterialidad está en su performativo carácter de construir lo simbólico y las realidades sociales, como muchos autores han argumentado con la expansión de su acceso. Con el tiempo fue convirtiéndose en un medio más de nuestra vida cotidiana.La TV está en espacios públicos como vidrieras que dan a la calle, en salas de espera de oficinas de gobierno, a veces hasta en colectivos urbanos. Habita lugares privados como el comedor de una casa e íntimos como el dormitorio de hotel. Como dicen Francesco Cassetti y Federico di Chio, además de esquemas que explican eventos y repertorios de expresión, la televisión activa formas de comunicación e interacción, nos hace parte de ciertas conversaciones e incluso a veces nos sugiere pasar a la acción. 

En distintos momentos han vaticinado su extinción en un contexto de convergencia tecnológica. El vivo y en directo, la pantalla partida, el conductor perspicaz, las tribunas y sus aplausos, las programaciones más o menos generalistas siempre están a punto de desaparecer. 

Tal vez una de las preguntas que podemos hacer es ¿qué es hoy ver televisión? ¿Qué gestos, acciones, rituales comprenden algo de eso que plantea la pregunta? Creemos que con todos los medios en general, y con la TV en particular, es necesario comprender sus continuidades y rupturas. Ni tan muerta, ni excesivamente vital.

En escenarios de convergencia tecnológica, es imposible no interrogarse por la cultura. Muchas veces al cambio técnico lo percibimos acelerado, como ahora. En pocos años los procesos de digitalización combinaron modelos de radiodifusión, de telecomunicaciones e informática. Como dice Mirta Varela, el cambio técnico y el cambio cultural no siguen un mismo ritmo y se producen tensiones entre técnicas de comunicación nuevas y formas sociales viejas.

Hay algo del antiguo ritual de ver la televisión cuando ponemos en Youtube el programa de la semana pasada del canal de streaming que tiene de invitado a nuestro artista favorito. Y algunas de las nuevas interacciones cuando tuiteamos con el hashtag del noticiero una opinión del acontecimiento periodístico. Hay marcas de la vieja programación televisiva en la pantalla de inicio de Netflix que intenta seducirnos para ver algo por más de una hora.

Sí, es cierto, en la actualidad, la televisión va más allá de ser un servicio de broadcasting con la distribución de contenidos audiovisuales. Es posible advertirla como el resultado de una trama socio-técnica con funciones sociales, políticas, culturales, informativas, de entrenamiento y educativas. 

Ya no miramos al medio como hace veinte o treinta años atrás. En muchos hogares del país, por la expansión del acceso a internet, el televisor dejó de ser el principal servidor de contenidos audiovisuales. Simultáneamente, en un mismo espacio pueden coexistir diferentes dispositivos para ese propósito: una computadora, una tableta digital, un celular. Incluso en los denominados smart TV está la opción de ver material según diferentes fuentes de origen, algo que en el sistema analógico resultaba limitado. Hasta hace un par de décadas, un televisor de tubo catódico permitía ver televisión de aire, por cableoperador, conectar una videocasetera para videos en formato video home system (VHS) e incluso vincular algunas consolas de videojuegos desarrolladas en las décadas de 1980 y 1990.

En Argentina, la televisión es objeto de política pública. Responde a una tradición que involucró al Estado en la instalación, cambios y expansión del medio tecnológico, tal como fue en 1951, su implementación fue con la iniciativa del gobierno de Juan Domingo Perón. Más tarde, a fines de la década de 1970, durante la dictadura de Jorge Rafael Videla tuvo lugar el paso a la TV en color. Luego de varias décadas, encontramos un cambio cuando en 2009, el gobierno de Cristina Fernández implementó el Sistema de Televisión Digital Terrestre (SATVD-T), como parte de una política de comunicación. El mismo año el Congreso de la Nación sancionó la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual a los que declaró de interés público.

No podríamos simplificar todo lo que es este medio. Sin embargo, desde nuestra mirada, el tiempo pasa y permanece en la televisión algo de lo que Beatriz Sarlo, en La imaginación técnica, llamó efecto mítico, un aura tecnológica que define a lo maravilloso moderno. La televisión también es lenguaje y por lo tanto una posibilidad de imaginación, de ensoñación y emoción, con melodramas atrapantes, con imágenes de mundos inexplorables, con juegos que nos divierten, con un sistema de celebridades en decadencia, con creaciones crueles, violentas y distópicas, con falsos relatos dichos como verdades irrefutables. Aun cuando su presente y su futuro parecen decepcionantes, y empecemos a creer que la reemplazan otros artefactos, la televisión sigue siendo fascinante porque parafraseando a Eliseo Verón, está allí, la vemos, nos habla.

_________________________________________________

*Cecilia Vila es docente e investigadora en las carreras de Comunicación Social y Artes Visuales de la UNSJ, en las asignaturas de Semiótica/Semiología e Investigación en Comunicación. Estudia culturas mediáticas en procesos de convergencia tecnológica. En el último tiempo, investiga sobre televisión digital universitaria y sus usos socio-técnicos, así como las condiciones de producción y recepción del audiovisual en tanto discurso social mediatizado. Integra el Grupo Fandom, en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNSJ.

*La imagen utilizada en esta nota fue generada a partir del uso de inteligencia artificial ChatGPT.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *