Ley de Talles: que la ropa se adapte a los cuerpos

Ley de Talles: que la ropa se adapte a los cuerpos

“Los cuerpos gordos tenemos la sensación todos los días de nuestra vida de que algo en nosotros y nosotras está mal”. Lo dice Laura Vega, modelo plus size y activista sanjuanina por una sociedad que respete la diversidad de cuerpos. Son muchos los ámbitos en los que son discriminadas las personas que no tienen un cuerpo que responda a los estereotipos de belleza que marca el mercado. Precisamente uno de esos ámbitos es el de la indumentaria. Según un estudio de UNESCO publicado en marzo pasado, más del 70 por ciento de las argentinas y argentinos tiene problemas para encontrar ropa o calzado de sus talles. El 65 por ciento afirma sentir “tristeza” por ese motivo y cuestiona severamente sus medidas o su peso.

¿En cuántas ocasiones las personas abandonan locales de ropa pensando que el problema son sus cuerpos, ya sea porque no calzan en la misma ropa del maniquí o de los talles únicos? Por estos casos, es fundamental que se implemente una Ley de Talles, cuya importancia radica en la anulación del talle único, la representatividad en las medidas corporales y vinculación con la indumentaria y la ruptura de estereotipos corporales.

El largo camino de una ley

Desde 2019, nuestro país tiene una Ley de Talles. Es la 27.521, que los legisladores nacionales aprobaron ese año y el Poder Ejecutivo reglamentó en junio de 2021. La ley –que está cumpliendo este mes un año de reglamentada, pero todavía no se implementa- establece un sistema único normalizado de identificación de talles de indumentaria en todo el país. En su articulado la norma determina que toda la indumentaria destinada a la población argentina a partir de los 12 años deberá ser fabricada, confeccionada y comercializada según un sistema en el que los talles estarán estandarizados mediante las medidas corporales de la población argentina. El Sistema Único Normalizado de Talles de Indumentaria (SUNITI) se aplica también a la importación de indumentaria y a su venta, tanto presencial como digital.

El anexo reglamentario de la ley estableció un plazo de 240 días (ocho meses) para que el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) realice el Estudio Antropométrico Nacional Argentino (EAAr) a fin de establecer las medidas para el SUNITI. El estudio comenzó el año pasado y todavía no se conocen los resultados. Para tener una referencia real de los cuerpos de argentinos y argentinas el INTI “midió” con tecnología de última generación a alrededor de 15.000 personas en todo el país, con el fin de que la muestra sea representativa. Es la primera vez que se hace algo similar. Hasta ahora, cada marca inventa su tabla de talles y, en algunos casos, se rigen por normas IRAM basadas en mediciones europeas que no se actualizan hace más de veinte años.

Hace también alrededor de veinte años que varios movimientos promueven la diversidad de cuerpos y la lucha contra los estereotipos con el fin de pedir una legislación nacional que facilite el cumplimiento de un sistema de talles unificado por parte de la industria. Aparentemente, estaríamos cerca de concretarlo.

Las medidas de quienes viven en San Juan

El último martes de octubre del 2021 amaneció bastante caluroso en San Juan. Entre las 9 y las 10 de la mañana el Centro Cívico estaba lo habitualmente concurrido y con muchas personas apuradas por realizar sus trámites.  En el ala norte del primer piso se desplegaba un sector dedicado al estudio antropométrico. Este espacio resaltaba frente a la cotidianidad del lugar por sus banners llamativos y una pantalla que detallaba de qué se trataba este estudio.  Quienes pasaban, se acercaban a preguntar y, si tenían tiempo, ingresaban. El recorrido duraba aproximadamente cinco minutos por lo que muchas personas decidieron hacerlo.

El estudio antropométrico tuvo lugar en San Juan desde el 18 de octubre hasta el 5 de noviembre del año pasado. Según Jéssica Yafar, técnica operaria en el Proyecto del Estudio Antropométrico Argentino, este consiste en “un relevamiento corporal con la idea de poder conocer la fisonomía de los y las argentinas”.

El estudio antropométrico en San Juan se desarrolló durante octubre y noviembre de 2021, en el Centro Cívico. Foto gentileza de Laura Vega.

El estudio constaba de tres pasos bien diferenciados: una breve encuesta socioeconómica cultural, cuya pregunta principal es ¿alguna vez presentaste dificultades al conseguir prendas de ropa o calzado?; luego la medición de la estatura a través de un tallímetro calibrado por el INTI y del peso con una balanza. Para la tercera y última etapa voluntarios y voluntarias debieron sacarse la ropa, zapatillas y quedarse en ropa interior, en este momento nadie podía observar a quien se realizaba el estudio ya que la persona estaba dentro un habitáculo de tela oscura. Allí se realizaba el escaneo corporal que, según Jéssica Yafar, “tiene como función obtener entre 300 y 400 mediciones en 5 segundos con el fin de poder conocer las medidas corporales de la población argentina”. Cuando finalizaba el escaneo, una empleada de limpieza se encargaba de desinfectar el lugar para el/la próximo/a voluntario/a.

Cuando las personas medidas se retiraban, las encargadas les entregaban todos los resultados del escáner, junto con un folleto informativo sobre el INTI, contenidos en una gran bolsa de tela estampada con detalles sobre el estudio antropométrico.

Las voces de voluntarios y voluntarias Fueron en promedio 50 personas de entre 12 y 70 años quienes participaron del estudio el año pasado en San Juan. Entre quienes dedicaron su tiempo al estudio antropométrico estuvo Mateo Ruiz, un joven que faltó a la escuela y, como no tenía nada que hacer, participó. También una pareja de adultos que había terminado sus trámites se acercó a realizarlo. La señora comentó que siempre le costó conseguir calzado de su talla.  Emanuel Pintor, joven de 20 años, expresó con timidez: “me quiero realizar el estudio para aportar a la causa. Siento que estoy incluido en los talles que pertenecen a prendas superiores, pero para las prendas inferiores y zapatillas me cuesta muchísimo encontrar talles acordes a mi cuerpo”.

También se realizó el estudio Sol García, una estudiante de enfermería de 18 años, que quería conocer sus medidas, peso y altura con exactitud. Además, la joven añadió: “la Ley de Talles es re importante, ya que muchas veces una vuelve de comprar ropa frustrada y muy disconforme con su cuerpo, y eso no debería suceder. En toda Argentina, tendrían que usar talles reales donde todas las personas puedan encontrar sus medidas, sin tener que ir a tiendas especiales”.

A nivel nacional, el estudio abarcó  ciudades de las cinco regiones argentinas: NOA, NEA, Centro, Cuyo y Patagonia. Según el INTI la expectativa es obtener la mayor cantidad de medidas posibles antes de la segunda mitad del 2022. Luego, los datos serán brindados a la Secretaría de Comercio para crear una tabla de datos oficial y nacional que permita lograr un sistema estandarizado.

Laura Vega: “La ley de talles es urgente”

Laura Vega, una activista sanjuanina y modelo plus size, explica: “la importancia de la ley se centra en poder tener toda la variedad de talles que requieran los cuerpos argentinos, lamentablemente la tabla establecida no representa a todas las personas. Los cuerpos argentinos son más grandes que ese límite. También es fundamental que sean los mismos parámetros para todos y todas a la hora de ir a comprar ropa, porque en cada local la tabla de talles es totalmente distinta”. Siguiendo con su idea, Laura comenta que para los cuerpos gordos es mucho más difícil encontrar un talle: “una vez que sabés tus medidas o el talle que podría llegar a quedarte, vas a un lugar y ese talle no coincide con tus medidas, por lo tanto la importancia se debe entonces a que los parámetros sean los mismos para que todos y todas podamos encontrar ropa sin que sea un suplicio buscar vestimenta en nuestro país, es algo urgente”.

Laura Vega, activista y modelo plus size de San Juan.

La modelo sanjuanina también hace alusión a la exposición de cuerpos diversos como “un acto revolucionario” ya que “al tener un cuerpo gordo y exponerte, lamentablemente la sociedad te criminaliza y juzga compulsivamente”. Además, Laura afirma convencida: “por ser mujer la mirada siempre está detrás de nosotras, pero lo que importa es lograr ocupar los espacios que nos fueron quitados”. Sobre el gordo-odio, la activista agrega: “es algo cultural, que está más instalado en el ámbito femenino porque existe una fobia muy grande por ser gordas, muchas mujeres tienen miedo realmente a que exista la posibilidad de que sean gordas o a engordar”.  Laura Vega añade que la sociedad impone que ser gordas está mal y que por esto: “los cuerpos gordos tenemos la sensación todos los días de nuestra vida de que estamos mal o de que algo en nosotros y nosotras está mal”.

Lo que falta

Hoy muchas personas celebran que el estudio antropométrico está en su última etapa y Argentina, incluida nuestra provincia, está cada vez más cerca de tener una tabla de talles que facilite la búsqueda de indumentaria para todas las personas. Sin embargo, además de los resultados del estudio, hay otras cuestiones que cerrar para la efectiva implementación de la Ley de Talles.

Todavía no está definido si se utilizarán letras o números para las nuevas tablas de talles. La ley incluye la creación de un Consejo Técnico Consultivo del SUNITI, formado por representantes del Ministerio de Desarrollo Productivo, las cámaras de indumentaria, también del Ministerio de Salud y del INADI, así como de organizaciones de la sociedad civil vinculadas a la temática; un/a representante de los/as docentes regulares de las Universidades Nacionales de la carrera de Diseño de Indumentaria y Diseño Textil, y un/a representante del INTI. Este consejo será el encargado de las definiciones finales. Por ejemplo, la ley no regula que los comercios de indumentaria deban garantizar stock de todos los talles, pero las organizaciones que se preocupan y militan el tema siguen trabajando en eso y creen que, al estandarizar la tabla, la falta de algunos números va a quedar en evidencia. La idea es que los cuerpos dejen de adaptarse a la ropa y sea la ropa la que se acomode a los cuerpos reales.

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