Un llamado de emergencia

Un llamado de emergencia

Pasaron los debates, las campañas, miles de horas de discusión y ya todos estamos saturados del tema elecciones. Pero aún así sentimos que no es suficiente y que todo lo que hagamos o digamos es poco cuando hay tanto en juego. Por eso aquí va un nuevo mensaje, una suerte de carta a los que piensan que la salida está en manos del candidato que promete libertad contra viento y marea. Más que una carta, es un llamado de emergencia, así como dice Daddy Yankee.

A horas de la decisión final, solo te pido un momento para reflexionar y preguntarte: ¿no te hace algo de ruido que la explicación para votar a una persona que promete hacer las peores atrocidades sea que «no se las van a dejar hacer», como dijo en estos días el principal socio político de Milei, Mauricio Macri? ¿Es un argumento válido el «total no va a pasar» para darle el mayor poder de un país a alguien que puede poner todo en riesgo? ¿Estamos exagerando cuando advertimos que están en riesgo las estructuras que hacen que Argentina sea Argentina, como la salud y la educación públicas, aún con todos los defectos y malas administraciones que puedan tener? ¿Es fake decir que un país como el que promete el supuesto paladín de la libertad, pondría en peligro hasta la vida misma de las personas (raro en personas que se autodenominan “provida”), con medidas que hoy generan muertes a diario en algunos de los países más avanzados, como la libre portación de armas? Ni hablar de lo que hoy no se admite en ningún lugar de mundo y que directamente implicaría volver a los tiempos en que todavía no existían los estados nación, donde las personas eran objeto de comercio y el mundo era básicamente un vale todo.

¿Qué pasa si esas cosas que supuestamente no ocurrirían (porque son tan locas que ni siquiera nuestra cabeza admite su posibilidad) finalmente suceden, en mayor o menor medida? ¿Cuántas de las catástrofes que dijimos que nunca iban a pasar se terminaron cumpliendo a lo largo de la historia? No importa cuán grande sea la aberración, solo necesita ir ganando consenso social (no sé si te acordás de un tal Adolf) y tu voto se lo está dando.

¿En serio no te da miedo Villarruel? ¿No te parecen peligrosos, por decirlo suavemente, Marra y Lemoine? ¿Hay alguna persona de ese espacio que te parezca mínimamente equilibrada para ejercer semejantes cargos? “Pero no nos queda otra que probar algo nuevo, si hace años que nos vienen mintiendo, robando y sometiendo a la miseria”. ¿En serio te parecen nuevas las recetas de vender todo y volver a las AFJP y al sálvese quien pueda? ¿De verdad la solución es que encima semejante cambio esté en manos de un maltratador serial (especialmente de mujeres) armado de una motosierra y una compañera que quiere «disfrutar» de campos de concentración? ¿Te imaginás un parque de diversiones en Auschwitz o en la casa de Ana Frank? ¿Creés que Alemania, el país que en teoría nos quieren llevar a ser, permitiría una propuesta de ese tipo?

A los que todavía eso nos asusta, sentimos que hemos llegado a un nivel de locura tal que en nombre de un valor tan preciado como la libertad pueden proponer tirar una bomba atómica en todo el país para «sanear» y «arrancar de cero» y muchos van a decir «sí, métele nomás, es que así no se puede seguir…». Es claro que gran parte de la culpa de haber llegado a este estado de demencia la tiene toda la dirigencia política, incluyendo a los que vamos a tener que elegir el domingo. Podríamos enumerar las mil cosas que hoy también nos tiran para abajo, por empezar la inflación que nos empobrece día a día, mientras los Insaurralde la pasan bomba en un yate de lujo. Por todo eso creo que muchos, sino la mayoría, vamos a ir a votar muy enojados. ¿Pero eso es un motivo suficiente para hacernos los tontos con las locuras que del otro lado están diciendo que harán, confiando en que con suerte tal vez alguien los frene y no prendan fuego nuestras instituciones básicas como proponen?

Salen a pasearse con una motosierra en la mano y después los que hacemos «campaña del miedo» somos los que decimos che, no tengo ganas de que me maten para venderme un riñón o ir el domingo al súper a ver cuántos dólares me cuesta comprarme un pibe.

«Eso no va a pasar». Y sin embargo vas a apostar las únicas fichas que te dan cada cuatro años en una auténtica ruleta rusa. Cortar de raíz, matar el «cáncer», pasar la aplanadora. Excepto que abajo de esa topadora no van a estar los destinatarios de tu enojo, vamos a estar nosotros, los que siempre pagamos los platos rotos.

Muerto el perro se acabó la rabia. Excepto que los perros también somos nosotros y la rabia no muere, solo es reapropiada según el dueño, para morder con más fuerza, cuando la excusa de acabar con el cáncer lleva también a terminar con las personas.

Estamos en emergencia. Pero aún podemos rescatar las bases y construir desde ahí, si decidimos corregir el rumbo y exigir lo que merecemos, sin echar nafta a lo loco solo para ver nuestros cimientos arder en el fuego.

“Hacé grande a América otra vez” decía Trump. Y Estados Unidos no se hizo más grande sino que quedó a la deriva, con la nula atención a los más desprotegidos y un daño enorme al tejido productivo. “Hacé que Argentina no deje de ser Argentina”, te pido yo, la que aún con todas sus desgracias te sostiene con hospitales que tienen mil fallas pero no te van a dejar tirado si no tenés para pagar, la que te educó a vos y a tus hijos sin pedirte un voucher a cambio, la que te permitió ir a la universidad para tener un futuro (algo que en otros países todavía está en un sueño), la que no sufre tiroteos en escuelas todos los días, la que aprendió de su pasado y fue un modelo en el mundo al condenar a los genocidas que desaparecieron gente, hicieron vuelos de la muerte, robaron bebés y dejaron una debacle económica, la que no pone en duda que San Martín sea el padre de la Patria, la que reivindica a los pibes de Malvinas como héroes y no viene a poner la foto de su verduga en la Casa Rosada y la que hace 40 años decidió volver a vivir en democracia y no abre el debate sobre si ese es o no el mejor sistema.

Pidamos cárcel para los ladrones y criminales, para los que se ríen de la gente mientras miles lloran. Pero por favor no dejemos de ser Argentina.

4 comentarios en «Un llamado de emergencia»

  1. Gachi, nunca tan orgulloso como hoy al terminar de leer tu columna
    Tus argumentos están rescatados de las vísceras de tu sinceridad y por eso tienen una elocuencia demoledora. Lo voy a difundir con orgullo infinito!

  2. Que esa capacidad de poner en palabras tan cercanas para todxs no se te apague nunca….sos tan brillante amiga!!!

  3. Excelente escrito, una bocanada de aire fresco por su inteligencia por sus valores, por su valentía. Nos hacen sentir que aún estamos de pie, y listos para afrontar esta amenaza a lo que tanto nos costo recuperar. Ni más ni menos que la vida.

  4. Vamos pequeña ! Que capacidad para digerir las ideas emociones imágenes y sensaciones colectivas que tenés ! Parece que canalizas lo que uno está sintiendo y pensando y lo plasmas en palabras. Por lo menos a mí me parece prodigioso lo tuyo

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