COVID-19: Detrás de las vacunas

COVID-19: Detrás de las vacunas

La inmunización contra el COVID-19 nos permitió recuperar gran parte de la vida que teníamos antes de 2020. Esto fue posible gracias a una precisa y aceitada logística que involucró a cientos de sanjuaninos/as que trabajan con un objetivo muy claro: terminar con la pandemia. En esta nota, algunas de las personas y los recorridos que permitieron una de las mayores campañas de vacunación de nuestra provincia.

Dos años después del inicio de la pandemia por COVID-19, San Juan tiene casi dos millones de dosis de vacunas aplicadas y menos de veinte casos de coronavirus por día, desde la última semana de marzo. Como expresa el dicho popular: corrió mucha agua bajo el puente para llegar a este presente. Muchas personas pusieron cuerpo y alma para combatir el virus que paralizó todo lo que considerábamos común y corriente. Muchos/as dieron incluso la vida para que hoy festejemos una y dos dosis y hasta un refuerzo de vacunas y tengamos la libertad para decidir si utilizar o no el barbijo.

El traslado del centro de vacunación que funcionaba en el Estadio Aldo Cantoni también es uno de los símbolos de algo parecido al triunfo. Durante más de un año la cancha del estadio vio va pasar a miles de sanjuaninos/as que desnudaron sus hombros con el anhelo de que la pandemia terminara. Otra señal del avance es el regreso a sus antiguas funciones de varios/as trabajadores/as de la salud que se vieron obligados/as a cambiar de rol para priorizar los hisopados y la colocación de las dosis.

Las vacunas y quienes permitieron que estas llegaran progresivamente a toda la población sanjuanina fueron nuestra gran salvación. Sin embargo, aunque parece que estamos a un paso de cantar victoria, es fundamental poner en valor la campaña, la continuidad de la vacunación y el trabajo que siguen haciendo quienes permiten que esta esperanza se distribuya a cada uno de los más de veinte centros de vacunación que funcionan en la provincia.

El Programa de Inmunizaciones: el gran protagonista

El Programa de Inmunizaciones del Ministerio de Salud de la provincia, hoy a cargo del licenciado Fabio Muñoz,es el encargado de recibir y gestionar las dosis que llegan vía terrestre desde Buenos Aires. Fabio asumió ese rol en enero de este año y reemplazó a la licenciada Marita Sosa, quien estuvo al frente del programa desde que comenzó la pandemia.

Al igual que muchos/as otros/as trabajadores/as, el actual jefe de Inmunizaciones cambió varias veces de función desde que comenzó la pandemia. Es Licenciado en Enfermería y antes del COVID trabajaba en el Centro de Salud Valle Grande, en Rawson. Además, hasta que asumió como responsable de Inmunizaciones, hisopó a quienes llegaban de viaje y se aislaban en hoteles, también lo hizo en el Control San Carlos; trabajó en la campaña de vacunación a domicilio; y fue el primer coordinador que tuvo el centro de vacunación del Estadio Aldo Cantoni. No solo el personal de salud cambió de funciones y se trasladó de un espacio físico a otro, más de una vez. En medio de la campaña de vacunación, en septiembre de 2021, el propio Programa de Inmunizaciones mudó el vacunatorio que se encontraba en Mitre y Catamarca, y las cámaras que funcionaban sobre Falucho a metros del Lateral de Circunvalación, a calle España 587 Norte.

Fabio Muñoz, director del Programa de Inmunizaciones del Ministerio de Salud de San Juan.

La logística de todos los días

Estados Unidos y China son los principales proveedores de las vacunas que se están utilizando en el país. Pfizer pediátrica y adultos, Cansino y Sinopharm son algunas de las marcas que en abril de 2022 se están colocando en San Juan. A los/as sanjuaninos/as nos corresponde el 2,5% del total de las dosis que ingresan al país.

Los cargamentos llegan desde el exterior al Aeropuerto de Ezeiza. Una vez allí, la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles de Salud de la Nación envía un e-mail al Ministerio de Salud de la provincia para avisar cuándo y qué envío realizará.

Actualmente, las vacunas llegan al edificio del programa ubicado en calle España, al área de Logística. Sandra Navas y Érico Rodríguez son parte del equipo encargado de recibir los envíos y cuidar cada dosis como si fuera el diamante más preciado. Desarman cajas; controlan la temperatura de cada envase, se aseguran de que esta haya sido la correcta durante el viaje; guardan todo en cámaras y envían a Nación el informe de lo que recibieron. También son ellos/as quienes todos los días, a primera hora, reciben el detalle de los turnos otorgados por el ministerio y arman las conservadoras que se repartirán esa misma mañana a todos los centros de vacunación. Además de los envases de las vacunas, preparan las jeringas y los carnets.

«A los/as sanjuaninos/as nos corresponde el 2,5% del total de las dosis que ingresan al país«

Érico Rodríguez y Sandra Navas trabajan en el área de logística del Programa de Inmunizaciones.

Érico Rodríguez trabaja en la logística de las vacunas desde el año 2000. Cuenta que en esa época solo se colocaban siete vacunas y que el programa tenía apenas tres heladeras. “Ha crecido tanto que ahora tenemos cuatro cámaras frigoríficas y son alrededor de veinte vacunas”. Sandra Navas también está desde hace varios años en el programa de Inmunizaciones pero desde hace cinco forma parte del grupo de logística. “También empecé cuando había muy poquitas vacunas. Esto es algo bueno para nosotros, es una experiencia linda saber que de nosotros depende que la vacuna llegue a todos los lugares. Le estamos metiendo horas y días para que salga en perfectas condiciones”.

Érico y Sandra, junto a otros compañeros/as, trabajan casi en las sombras. No están en la parte visible de la cadena, pero son un eslabón esencial. “El enfermero tiene la vacuna, la saca y la pone, pero la gente no sabe cómo llegó hasta ahí” afirma Érico. Por eso el equipo está contento de ser parte de la nota. Sandra expresa “nos alegra un montón que hayan venido”.

Cuando las conservadoras están listas, cada centro de vacunación dispone de una movilidad para que retire del área de   le corresponde. La excepción son los centros de los departamentos Iglesia, Calingasta y Jáchal. Las dosis que llegan a estos lugares son transportadas una vez por semana por la movilidad del Programa de Inmunizaciones: una camioneta Ford con un equipo de frío. En ese mismo viaje distribuyen el resto de las vacunas de calendario. Otra salvedad es Valle Fértil, que se ocupa de enviar un vehículo para que retire sus vacunas.

“El enfermero tiene la vacuna, la saca y la pone, pero la gente no sabe cómo llegó hasta ahí”

Érico Rodríguez, Programa de Inmunizaciones de la Provincia.
Mientras el Estadio Aldo Cantoni funcionó como centro de vacunación, era frecuente ver en ese lugar la movilidad del Programa de Inmunizaciones que traslada las vacunas.

La gestión de las dosis

Una vez que las vacunas están en los centros, y antes de que lleguen a las valiosas manos de enfermeros/as, son gestionadas por otro actor fundamental: el/la asistente de línea y cadena de frío. Oscar Álvarez fue quien cumplió ese rol en el turno mañana, en el Estadio Aldo Cantoni. Él es enfermero, comenzó su carrera hace treinta y tres años en el Centro de Salud René Favaloro, más conocido como la Rotonda, y después rotó en varios centros de salud. Se encontraba en el puesto 12 de Octubre, en Rawson, cuando lo citaron a una reunión para destinarlo a esta nueva función.

Desde diciembre de 2020 hasta marzo de 2022 Oscar fue el responsable de proveer todos los insumos que necesitaron los/as vacunadores/as: jeringas, que vienen con la aguja incorporada; algodón, alcohol, los carnets de vacuna, camisolines, barbijos y cofias. También dejaba en condiciones el freezer, generalmente en un promedio a 40 grados bajo cero, para recibir las dosis que llegaran. Luego se ocupaba de recibirlas y organizarse para trabajar con ese material. Al mediodía contabilizaba las vacunas que habían ocupado y dejaba todo preparado para el turno tarde.

Según la marca y el laboratorio que la fabricó, cada vacuna viene en un envase diferente y este suele ser multidosis, es decir que incluye varias dosis. Oscar tuvo el gran desafío de aprovechar al máximo cada frasquito, teniendo en cuenta el stock disponible y la asistencia de las personas para vacunarse. Esto implica extraer todas las dosis que sea posible, 0,5 milímetros por cada una, sin desperdiciar nada o lo mínimo posible, algo que puede suceder si el líquido restante es inferior a la medida sugerida para aplicar la vacuna.

Por eso fue y es tan importante que quienes fueron convocados/as para asistir a un determinado turno lo hagan en ese momento. Porque hay toda una coordinación, todo un ejercicio similar al de un rompecabezas para hacer rendir al máximo los envases de vacunas.

Oscar Álvarez fue el asistente de línea y cadena de frío en el turno mañana del centro de vacunación que funcionó en el Estadio Aldo Cantoni.

Aparte de los/as enfermeros/as que vacunan y del asistente de línea, otra labor fundamental en los centros de vacunación es la de quienes trabajaban en la logística de datos. Entre ellos, en el Aldo Cantoni se encontraba Jorge Segovia. Jorge es Licenciado en Comunicación Social y durante más de una década se desempeñó en diferentes funciones dentro del Ministerio de Salud de la provincia: fue responsable del área de prensa y comunicación y luego se incorporó al Programa de Inmunizaciones. En el estadio, él desempeñó su tarea dentro de una de las burbujas que se formaban en la cancha para vacunar a los diferentes grupos, leyendo y volcando datos de quienes acudían.

“Para los que trabajábamos ahí era una responsabilidad. En un primer momento la necesidad fue vacunar para no enfermarnos y volver a la normalidad. En cierto modo, teníamos un rol preventivo que cada uno llevaba a cabo desde su lugar: vacunando, registrando y hasta la persona que tomaba la temperatura”, comparte el profesional. Recuerda que cada trabajador/a, desde el lugar que le tocaba, tenía muy claro y asumía con gran compromiso el objetivo común: terminar con la pandemia. Lograrlo implicaba: conseguir que la mayor cantidad de gente posible se inscribiera para vacunarse y que asistiera a su turno, además de hacer rendir las dosis de la mejor manera posible.

Jorge Segovia trabajó en la logística de datos en el centro de vacunación que funcionó en el Estadio Aldo Cantoni.

Cuando trasladaron el vacunatorio del Aldo Cantoni, Oscar regresó al rol que desempeñaba antes, en el puesto 12 de octubre. Por su parte, un tiempo antes del traslado, Jorge dejó de trabajar en el programa para dedicarse a otros proyectos. Al igual que ellos/as muchos/as trabajadores de la salud retornaron a los lugares en los que se encontraban cuando la pandemia nos descolocó a todos/as. Fabio Muñoz comparte que varios/as se habían empezado a sentir a gusto en las funciones que estaban realizando. Sin embargo, al lograr un mayor control de la situación, fue fundamental reorganizar recursos y volver a fortalecer los centros de salud.

Cada vacuna viene en un envase diferente y este suele ser multidosis, es decir que incluye varias dosis.

Los mayores desafíos

Desde que comenzaron a vacunar contra el COVID, los/as trabajadores/as de las diferentes etapas de la distribución, almacenamiento y colocación de vacunas se enfrentaron a importante  desafíos.

Al principio, uno de los grandes retos fue aprender a gestionar las distintas marcas de vacunas, que tienen diferentes requerimientos. La Sputnik fue una de las más desafiantes, ya que debía permanecer congelada. Esto supuso romper con un precepto que era esencial para los/as vacunadores/as. “Veníamos con el chip inserto de que a la vacuna sufre mucho daño si se congela y la tenemos que descartar. Tuvimos que aprender que las Sputnik no se nos pueden descongelar bajo ningún punto de vista” contó Marita Sosa cuando todavía se desempeñaba como la jefa del Programa de Inmunizaciones.

Otro gran desafío para el programa ha sidotener todo su engranaje aceitado y listo para actuar a medida que llegaban a Buenos Aireslos vuelos con dosis.Esta entidad no recibe con anticipación información sobre los acuerdos para comprar vacunas. Se enteran del stock que recibirán unas pocas horas antes de que este sea enviado a San Juan.

Por último, los miedos de la población fueron y siguen siendo otra gran dificultad a trabajar. A medida que se demostró que las dosis contra el COVID-19 no tenían efectos secundarios diferentes a las del resto de las vacunas, y que realmente contribuían a disminuir la sintomatología grave en casos de covid, los temores fueron disminuyendo.

Hoy, sigue siendo un gran trabajo convocar a quienes ya tienen dos dosis y deben aplicarse el refuerzo. Pero la gran preocupación y ocupación del Programa de Inmunizaciones, cuenta Fabio Muñoz, está en los/as niños/as y adolescentes, que son quienes menos han asistido a vacunarse. El profesional explica que esto se debe a que “dependen de las ideas de los padres. En algunos casos esos padres están vacunados pero no quieren vacunar a sus hijos. Es lo que han manifestado en distintos lugares”.

Por último, la intensa campaña de vacunación, probablemente una de las más grandes de la historia de nuestra provincia, demandó el desarrollo de infraestructura, tecnología y logística. Avances que cambiaron la configuración de entidades del Estado, también de empresas que brindaron servicios para este último y que seguramente ayudarán a actuar cada vez más mejor frente a situaciones similares.

Hoy, la gran preocupación y ocupación del Programa de Inmunizaciones está en la vacunación de niños/as y adolescentes.

La alegría de la primera vez

Marita Sosa recordó claramente la primera vez que las vacunas llegaron a la provincia (ver primer arribo en el país). Fue los últimos días de diciembre del inolvidable 2020. “Los chicos salieron todos a la puerta (se ríe) a recibirlas. Había sido una cosa tan esperada. Nosotros íbamos sabiendo los avances, cuál avanzaba, cuál no, cuál era la que podíamos llegar a tener primero. Yo siempre les decía: “chicos nosotros vamos a brindar a fin de año con la vacuna en la mano. Me emociona porque mi papá se fue antes y eso no me lo puedo sacar. Fue muy emocionante para todos. Con mucha esperanza, de poder empezar a salir”. Fabio Muñoz, que en ese momento comenzó a coordinar el vacunatorio del Aldo Cantoni, cuenta que fue algo desafiante, sobre todo en cuanto a aprendizajes.

Sandra Navas, de Logística, recuerda que fue “algo como en las películas, era como oro. Realmente es algo muy deseado por todos porque es como que estamos viendo la salvación, la cura”. Su compañero, Érico Rodríguez describe que “fue un operativo tremendo de la Policía Federal y de la Provincia, nos sacaban fotos, se bajaban los tipos con armas”. En esos días Oscar Álvarez comenzó a trabajar en el Estadio en la tan esperada vacunación. Repasa las sensaciones de ese momento y rememora “la cara asustada de la gente pero con la voluntad y el coraje de colocarse algo sobre lo cual todos teníamos mucho desconocimiento. Yo también me vacuné en esos días. Uno tenía una sensación de: “¡Ay Dios!Que todo salga bien”. Era la época de los aplausos, de los agradecimientos, fue bonito”.

«Es algo muy deseado por todos porque es como que estamos viendo la salvación, la cura«

Sandra Navas, equipo de logística del Programa de Inmunizaciones.

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