Lula, una artista sobre un escenario de asfalto

Lula, una artista sobre un escenario de asfalto

En una de las esquinas más transitadas de San Juan, se encuentra Luciana Romero, una malabarista que hace doce años vive de su trabajo en la vía pública.

*Por Eduardo Cantero

En el límite de Rivadavia, las zapatillas de Luciana Romero, más conocida como Lula, parecieran derretirse por el calor del asfalto. Lula es una artista circense, tiene 34 años y hacer malabares es su pasión. Mientras sus brazos danzan tirando pelotitas al aire, el color rojo del semáforo marca el tiempo de su rutina. Como si tuviera un cronómetro, se nota que desde los 22 años practica esta disciplina. En cuestión de segundos debe finalizar su trabajo y pasar entre los autos a pedir la colaboración de su público en la esquina de Libertador y Santa María de Oro. No cabe duda que trabajar en la calle puede ser riesgoso, pero ella se mueve con total seguridad esperando el cambio del semáforo. 

Cuando los autos circulan Luciana se detiene para tomar agua y descansar. Alrededor de ella habitualmente hay personas que pasan caminando mientras que otras hacen gimnasia. También se ven niños y niñas que salen de la escuela, una larga fila de personas para ingresar a una farmacia y algún que otro bocinazo acompañado de un insulto. 

La rutina de malabares de Lula comienza cada vez que se enciende la luz roja; en ese momento ella saluda a las personas que están en sus vehículos. Este público generalmente está formado en tres filas de autos y se renueva cada 40 segundos. Luego, Lula toma dos aros de plástico color flúor y se menea, con sus manos hace subir y bajar cuatro pelotitas rojas y amarillas. Algunos conductores miran el celular, mientras que otros se ríen de los gestos que ella hace con su cara.

Ahora sí podemos hablar, estamos con Luciana sentados en un banco de la plaza de Desamparados. Deja su bolso en el piso, enciende un cigarrillo y dice que «muchos pibes y pibas viven de hacer malabares en la calle». Ella cuenta que a los 22 años conoció a una bailarina que hacía danza aérea en telas en el Parque de Mayo. 

Lula haciendo malabares con burbujas. Imagen aportada por la entrevistada.

Desde aquel momento integró varios grupos de artistas circenses. Hoy pertenece al circo independiente Flama, creado a partir de los talleres de acrobacias del Ferro Urbanístico, en 2019. A raíz de ese encuentro, surgió la CUAC (Cirqueres Unides por las Artes de Calle), un colectivo que integra a artistas del circo en San Juan. 

«Me he sentido estigmatizada y discriminada por ser una artista callejera; creen que somos unos vagos”.

Luciana disfruta mucho cuando las personas se detienen a mirar su trabajo desde la vereda. Pero a su vez reconoce que le tocó vivir hechos de violencia.“Una vez un tipo me apagó un cigarro en la mano, otro me pidió un show privado con fines sexuales», cuenta. 

Han pasado doce años desde que Lula comenzó a practicar las destrezas del circo, esto le permitió estudiar para ser Docente de Apoyo a la Inclusión (DAI) y ser profesora particular de lengua de señas. Luciana quiere dejar en claro que hacer malabares es un trabajo. «Primero comienza como un hobbie pero luego te das cuenta que podés vivir de esto y explorás nuevas disciplinas», asegura.

En alguna otra oportunidad se sintió discriminada por trabajar en la calle. «Me he sentido estigmatizada y discriminada por ser una artista callejera; creen que somos unos vagos, con problemas de adicción». La artista expresa que cuando comenzó con los malabares en los semáforos todos eran hombres y tuvo que enfrentar también al machismo. Hoy, las mujeres han ganado más espacios.

La cirquera vuelve a la calle para hacer malabares. Pero esta vez Lula sube al cordón como si fuera una equilibrista, en la punta de su nariz apoya una barra de plástico con tiras de colores. Hace movimientos como si fuera a caerse a un acantilado. Por momentos, en cada una de sus rutinas genera la fantasía de estar en un circo. Antes de que se encienda la luz verde, la malabarista pasa con su gorra entre los autos, nadie colabora. Pero una señora que espera el colectivo estira su brazo y deposita algo en su gorra. Esto pone feliz a Luciana porque es un reconocimiento a su trabajo. Al mismo tiempo pienso en cuántas veces ignoré a las y los artistas como Lula, que eligen la calle como espacio laboral.

*Esta nota fue realizada por Eduardo Cantero, estudiante de la Lic. en Comunicación Social, dentro de la cátedra Producción Gráfica Periodística, y fue publicada en la revista Otra vía.

*Las fotografías incluidas en la nota fueron aportadas por Luciana Romero.

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