Entre lo que se enseña y lo que no se puede filmar

Entre lo que se enseña y lo que no se puede filmar

Tanto técnicos como realizadores se forman en San Juan, pero el crecimiento del sector audiovisual aún depende del apoyo estatal que potencie el trabajo local.

Desde 2017 la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC) sede Cuyo, forma Técnicos en Realización Cinematográfica y Audiovisual en San Juan. Su presencia en la provincia no solo consolidó una oferta educativa pública y federal en cine, sino que habilitó nuevas trayectorias profesionales en una región alejada de los grandes centros de producción audiovisual. Sin embargo, los desafíos que enfrenta el sector no se limitan a las aulas. Preparar a profesionales en una provincia sin una industria desarrollada puede ser un desafío y al mismo tiempo una oportunidad para crecer fuera del ámbito local. 

Aunque muchos asocian el crecimiento audiovisual local con la llegada de la ENERC, el cine sanjuanino tiene una trayectoria previa. En 1975 se estrenó Difunta Correa, dirigida por Hugo Reynaldo Mattar, considerada como el primer largometraje hecho en la provincia, junto a la actriz Lucy Campbell y un equipo de realizadores locales. Ese fue uno de los tantos intentos tempranos por filmar desde San Juan, cuando aún no existía un entorno profesional e institucional. La instalación de la escuela le dio impulso, estructura y proyección al sector, reforzando un movimiento que ya venía gestándose.

Desfinanciamiento y continuidad institucional

La situación actual se vuelve más compleja en un contexto nacional marcado por el ajuste en las políticas culturales. En los últimos meses, el gobierno nacional implementó medidas que impactan el funcionamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), específicamente en los criterios para asignar fondos y en los programas de fomento. Una parte de estos cambios quedó definida en el Decreto 984/2024, que actualiza requisitos y condiciones para acceder a subsidios y en la Resolución INCAA 786/2024, que reformula los procedimientos y criterios para la asignación de apoyos y aportes institucionales, buscando una mayor eficiencia en la gestión de recursos.

Sin embargo, la ENERC sede Cuyo mantiene, según explicó el docente de Historia del cine, Daniel Gil, “una matrícula histórica” entre 21 y 25 ingresantes por año y un promedio de 15 y 18 egresados. Gil destacó que “los recursos y proyectos institucionales se sostienen con relativa estabilidad”, gracias a la colaboración entre el INCAA y el gobierno provincial. No obstante, advirtió que mantener el mismo presupuesto desde años anteriores implica “un esfuerzo mayor de directivos, docentes y estudiantes para concretar las producciones académicas y las tesis de egreso”.

La vicerrectora de la ENERC sede Cuyo, Ana Pellichotti, recordó que cuando la escuela abrió, el sector audiovisual era muy incipiente y que su instalación marcó un cambio profundo. “En ese momento éramos muy pocos los que producíamos ficción o documental. Hoy el impacto se nota en la cantidad de realizadores y cortometrajes que se hacen. La escuela ayudó a profesionalizar un campo que venía creciendo, pero necesitaba estructura”, afirmó.

También explicó que la falta de apoyo nacional afecta directamente al trabajo de los estudiantes y nuevos proyectos: “Se han recortado los fomentos provinciales, las ayudas a los nuevos talentos y los espacios INCAA. El instituto tiene superávit fiscal, pero esos fondos deberían destinarse a producción, equipamiento o créditos para los jóvenes egresados”.

Producción y vínculos con el sector local 

La escuela, además de su rol formativo, mantiene una relación activa con los egresados y el entorno profesional. Pellichotti señaló que “los estudiantes siguen viniendo, piden espacios, consultan proyectos y usan el set para trabajos propios”. Explicó que el espacio “está abierto al sector” y que incluso se realizan actividades en colaboración con la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), como los ciclos Cine y Ciencia; Cine y Filosofía.

Gil coincide en que gran parte del crecimiento del sector audiovisual se debe a la existencia de la ENERC, aunque advierte que aún falta consolidación. Los cortometrajes anuales y las tesis continúan realizándose, pero la circulación de producciones locales sigue siendo escasa.

Esa mirada institucional se complementa con la experiencia de quienes transitan el tramo final de la carrera. Lourdes Vives, tesista, remarcó que “la formación es de muy alto nivel, con docentes que no solo enseñan teoría, sino que comparten experiencia profesional”. Sin embargo, su compañera Luz Noguera, advirtió que la formación técnica tiene un enfoque excesivamente práctico y que “faltan más instancias teóricas y más tiempo de formación”. Ambas reconocen que hay oportunidades laborales en la provincia, aunque Lourdes aclaró: “Mi objetivo es, eventualmente, trabajar en un proyecto más grande en Buenos Aires, no se compara el futuro que hay allá a diferencia del que puede haber acá”.

Producciones independientes y sostenibilidad 

En relación con la producción independiente, aparece uno de los referentes actuales en San Juan, Emanuel Morte, productor audiovisual y dueño de la productora Manyines. Señaló que “en los últimos años San Juan ha incrementado exponencialmente la cantidad de realizadores audiovisuales en distintas áreas de la industria». Además, aclaró que donde menos se nota el impacto es en el cine, debido en gran parte a los altos costos de producción y falta de políticas de fomento federales y provinciales.

Aunque sus proyectos han recibido apoyos como el concurso de Raymundo Gleyzer de INCAA, Mecenazgo Cultural de CABA y el de San Juan y convocatorias nacionales, Morte explicó que estos aportes representan solo un porcentaje mínimo del presupuesto total. 

 Emanuel Morte durante el rodaje de película “Pura Cepa”. Foto: Nayla Gómez.

Además de su trabajo con Manyines, Morte también dirige Mortero Contenidos, una productora audiovisual dedicada a piezas institucionales y comerciales: “Luego de la pandemia, se disolvió la productora de la que era propietario en sociedad y desarrollé un nuevo formato”, explicó. Actualmente, Mortero realiza contenidos para empresas privadas y entidades públicas, también ofrece servicios de producción para canales nacionales: “Hemos realizado entrevistas en San Juan para History Channel, haciendo toda la producción técnica desde acá y reduciendo los costos de traslado de equipos desde otras provincias y/o países”, añadió. Aunque el objetivo de ambas productoras es ser sustentables, “hoy Manyines no está cumpliendo ese propósito, por lo que mi ingreso económico personal proviene de Mortero”, reconoció. 

Según Morte, este tipo de productoras representa “uno de los lugares de mayor movimiento económico del sector en la provincia”, ya que la mayoría de los contenidos institucionales y publicitarios de calidad profesional pasan por ellas.

Futuro del cine sanjuanino 

Desde otra perspectiva, una de las voces activas en el desarrollo del cine sanjuanino es Tatiana Oruste, productora audiovisual y fundadora de la productora Pez Dorado junto a Ana Bustelo. Desde 2018 producen cortos, series y largometrajes, aunque también realizan trabajos institucionales y publicitarios para sostenerse económicamente. “El motor de la productora siempre ha sido crear contenidos cinematográficos”, destacó Oruste. Entre sus obras resalta el cortometraje Mamá: membrillo, dolor y sangre, producido por el INCAA; la serie El club de las fracasadas, disponible en CineAR; y el largometraje El agua nunca dolió, una coproducción con Uruguay y España actualmente en etapa de distribución.

Claqueta del rodaje de “El Club de las Fracasadas”, serie dirigida por la productora Pez Dorado.

“Siento que hay un crecimiento real del sector audiovisual en San Juan, pero si no hay políticas que acompañen ese crecimiento, se vuelve muy difícil lograr continuidad para quienes volvimos a hacer cine desde acá”, sostuvo Oruste. En ese sentido, subrayó que si bien hubo apoyos como San Juan Filma o Mecenazgo, actualmente la falta de apoyo nacional del INCAA pone en evidencia que San Juan aún no está en condiciones de cubrir esa brecha, a diferencia de otras provincias.

Por su parte, Pellichotti planteó que los desafíos futuros pasan por “desarrollar especializaciones claras por áreas técnicas (dirección, fotografía, montaje, sonido, etc) y promover políticas que obliguen a las producciones foráneas a incorporar técnicos locales”. Para la vicerrectora, no se trata solo de atraer rodajes, sino de “fortalecer la industria propia” y fomentar un compromiso de trabajo colaborativo entre los distintos sectores. 

El sector audiovisual en San Juan ha logrado avanzar tanto en la formación como en la profesionalización de sus trabajadores, pero sigue enfrentando obstáculos. La ENERC vino a consolidar un proceso previo y las productoras independientes sostienen la actividad con esfuerzo y creatividad. Sin políticas públicas sostenidas, apoyo económico y una planificación a largo plazo, la posibilidad de consolidar una industria local seguirá dependiendo más de la iniciativa individual que del respaldo institucional.

_____________________________________________________

*Esta nota fue originalmente producida por Ana Paula Illanes, estudiante de Producción Gráfica Periodística I de la Lic. en Comunicación Social. El equipo de cátedra está integrado por los/as docentes: Norma Velardita, Jorge Segovia, Walter Vilca y Yanina Urcullu y los/as egresados/as adscriptos/as: Santiago Staiger y Ernestina Muñoz.

*Epígrafe de foto de portada: Las prácticas en rodaje son una parte central del proceso formativo en la ENERC Sede Cuyo. Foto: Augusto Martínez, realizador cinematográfico. 


Ana Paula Illanes

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *