¿Qué más quieren las mujeres?

¿Qué más quieren las mujeres?

Pueden votar. Pueden trabajar. Pueden estudiar. Pueden tener cuentas a su nombre. Pueden participar en empresas, acceder a cargos políticos y algunas hasta llegan a presidentas. ¿Qué más quieren las mujeres? Está bien, es cierto que en Argentina todavía matan a una cada 34 horas y ni hablar en otros países donde la cosa se pone más densa con talibanes y demás. Es verdad que aquí todavía las acosan en la calle y cada tanto está bueno decir Ni una menos. Pero fuera de esos pequeños detalles, que ya escapan de nuestras manos porque locos hubo siempre, ¿de verdad, qué más quieren? Si en algunos países hasta consiguieron el aborto legal y ese día casi que le pusimos fin al patriarcado. 

En otras palabras, ¿por qué un día como hoy salen a marchar, joden con un paro y por qué siguen quejándose en pleno 2023, cuando prácticamente consiguieron todo y ya podríamos ir volviendo a celebrar el 8M como Dios manda, con una buena flor y una clase de zumba? La crítica apunta directamente al feminismo. Carole Pateman lo dice con todas las letras: “la objeción que será planteada en contra de las feministas es la siguiente: luego de un siglo o más de reformas jurídicas y de la introducción del sufragio universal, las mujeres ahora son iguales en el terreno civil y político a los hombres, de manera que, hoy en día, el feminismo tiene poco o nada que aportarle a la teoría y práctica democráticas”. 

¿Para qué están hoy las feministas? Al parecer, ya no tenemos ninguna función. O por el contrario, las tenemos todas. Porque una vez que abrimos la boca, debemos estar en todo y para todos, atendiendo las 24 horas y apagando todos los incendios. De lavar los platos a lavar las culpas, nos mandan como obreras mal pagas y chivos expiatorios de la conveniencia política de turno, la canción de moda y el crimen del día. 

Dicen que el futuro llegó hace rato. Pero las mujeres siguen siendo asesinadas, violadas, ignoradas y excluidas de los lugares de decisión y aquellas que lo señalamos somos observadas con lupa para evaluar cuán puro es el material del que estamos hechas. De cartón, nos dicen que somos, para hacernos pagar por mover el avispero. Porque para esta sociedad, y hasta para los grandes pensadores de la Historia, las mujeres siempre fuimos el desorden, como explica Pateman: “hostiles a la civilización” en palabras de Freud o “la eterna ironía de la vida en comunidad”, según Hegel. 

“Las mujeres nunca han sido admitidas como miembros y ciudadanas plenas e igualitarias de ningún país conocido como una democracia” dice Pateman, en una afirmación que parece extrema en 2023. ¿Pero es tan loca esa idea, cuando las estadísticas nos muestran que aún las sociedades supuestamente más avanzadas siguen siendo un conglomerado de clubes masculinos que, como dice la autora británica, manejan los hilos en los lugares de trabajo, los sindicatos, la política, la justicia y la industria cultural? Hay mujeres en todos esos ámbitos, nos responden. Las hay, a fuerza de cupos y años de lucha. ¿Pero realmente alcanzan esas pocas presencias en los niveles jerárquicos (y esas millones que trabajan desde abajo e invisibilizadas) para hablar de igualdad real y decir que el patriarcado se acabó? ¿O será que en el fondo siguen creyendo que si no llegamos es porque no nos da y que el patriarcado solo persiste en Medio Oriente, donde también somos culpables de que no dejen de taparlas, mutilarlas y matarlas?

¿Qué más queremos las mujeres? Seguir siendo el desorden, si el orden “natural” implica que nuestra voz y nuestras vidas no importan.

“¿Dónde están las feministas?” repiten a coro y el grito se eleva con fiereza para tapar el nuestro. Pero aunque les pese y aunque baje la espuma de las sucesivas olas, las feministas siguen acá, multiplicadas, peleando en cada espacio para salir de las sombras, para salvar a otras, para construir nuevas masculinidades, para defender los derechos de niños, niñas y adolescentes (y no solo cuando es noticia), para relacionarnos con más respeto y para luchar porque los Estados cumplan lo que predican. Con errores, retrocesos, contradicciones, con luchas internas y externas, con machistas que posan de feministas y con los ojos del mundo revisando cada acto.  

¿Qué más queremos las mujeres? Seguir siendo el desorden, si el orden “natural” implica que nuestra voz y nuestras vidas no importan. Seguir siendo la ironía, si la realidad es la violencia que muta pero que no cesa. Seguir siendo hostiles a un mundo que nos prefiere calladas o muertas. Queremos mover el mundo, como siempre lo hicimos, pero esta vez empujando a la par y ya no más girando sobre nuestra sangre, nuestro sudor y nuestras lágrimas.

4 comentarios en «¿Qué más quieren las mujeres?»

  1. Acuerdo plenamente en todo, con excepción de la referencia al aborto. En todo lo demás, muy claro, contundente y con ideas fundamentales muy bien expresadas.

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